martes, 28 de julio de 2015

Apuntes de una escucha

La concepción de un ente inasible, sonido, como materia de creación, genera confusiones de términos los cuales utilizamos para nombrar los objetos, formatos de producción o reproducción.

El arte con sonido o el arte del sonido no es una bocina sonando, una instalación activada en algún sitio específico, una obra gráfica con altoparlantes, un disco compacto, un acetato ni una cinta electromagnética.

El valor del objeto queda soslayado a un ente sin existente, sonido como materia de creación, así pues el objeto de culto no es más objeto, se convierte en un ser-sujeto, a partir de la experiencia de la escucha

La experiencia activa, artística, del escucha le permite interactuar con la obra, lo sensibiliza, la sensibilización se convierte en contraparte de la enajenación que esta directamente relacionada con el valor de culto de la obra, es decir, en cuanto se hace fetiche pierde su capacidad de sensibilizar.

La contemplación del arte con sonido o el arte del sonido no siempre irá ligada a un objeto visible, de ahí que al enunciar este "método" de creación artística las categorías empleadas para las artes plásticas no sean pertinentes o traducibles a dicho arte. 

Que no exista aún una definición propia de "arte sonoro" no se reduce la imposibilidad del lenguaje al tratar de enunciar términos totalizadores y al mismo tiempo excluyentes en su clasificación, más allá de un entendimiento del idioma, el signo o la forma. ¿En qué radica? ¿Estamos buscando una definición unificadora de la metodología de creación artística con sonido? ¿Los artistas están interesados en dialogar sobre su obra? ¿Se busca institucionalizar al arte sonoro convirtiéndolo en un "ismo"?