lunes, 20 de mayo de 2013

Music is not a science


Hoy en la clausura del Aural escuché a una chica que decía: "pues bien, aquí disfrutando la música, aunque no entienda nada…"

Con esa frase se me vinieron tantas cosas a la mente… la música está llena de sensaciones, al volverla “docta” pierde todo sentido, ¿por qué esa chica tendría que “entender” algo? ¿A caso si no conoces la historia del noise no lo puedes disfrutar o todo lo contrario, no te gusta pero lees su historia para que te guste?

El acercamiento a la música siempre será subjetivo, sensitivo y, por decirlo de alguna forma, empírico, posteriormente si eres un super clavado, melómano, o quieres dártela de experto (conozco algunos así) empiezas a investigar, lo que te permite ir adquiriendo nuevas experiencias sonoras, descubriendo géneros y subgéneros (clasificaciones que yo no comparto) bandas, solistas, duetos… una infinidad de posibilidades sonoras que te van dando mayor sensibilidad auditiva.

Este año, como los pasados, el festival trajo muchas propuestas que es difícil encontrar en otro lugar. De lo que pude escuchar, porque no pude asistir a dos de los principales conciertos, me quedo con lo siguiente:

Stalaktos, noise duo, llevan tocando alrededor de 3 años, sin embargo, los hermanos Fierro son músicos desde hace más de 20 años, lo que les facilita la improvisación (o yo me quiero suponer). La explosión y entrega en el escenario se sintió desde el inicio de su participación, el goce y la conexión entre ellos se refleja en lo que escuchamos.



Kevin Drumm, Mika Vainio y Oval… como dijo un amigo, “después de Stalaktos todo se escuchará fresa”, Kevin Drumm sí me gustó pero me quedé con ganas de más por parte de Mika y Oval, la intensidad de la noche fue disminuyendo.

Chefa Alonso y Fernando Vigueras, grandes músicos unidos en un dueto que me dejó un gran sabor de oído. De Chefa conocía muy poco, a Fernando lo había escuchado en vivo con la Generación Espontanea. Sin lugar a dudas “la improvisación libre” nos pone en el papel de acompañante del músico y por ende un escucha más activo.


Y para cerrar (no el festival) Nate Wooley, trompetista que hace maravillas con su instrumento y un amplificador. La trompeta se vuelve una extensión de su cuerpo, o quizá su cuerpo es una extensión de la trompeta, existe tal comunión que hasta se me enchinó la piel.


Como saben, no soy una docta en música hablando, simplemente escribo lo que me gusta porque me gusta.